Traje contra incendios de aramida tipo 14
Cat:Traje de extinción de incendios
El traje de extinción de incendios tipo 14 cumple con la norma GA10-2014 y cumple con rigurosos requisitos de seguridad y calidad establecidos para...
Ver detallesAntes de limpiar, el equipo de protección respiratoria debe desmontarse completamente en sus componentes individuales para garantizar que todas las piezas se limpien y desinfecten adecuadamente. Los respiradores típicos tienen varias partes, como la máscara, las correas, los filtros, las válvulas de exhalación y los cartuchos. Cada una de estas piezas puede requerir diferentes métodos de limpieza o estar fabricadas con diferentes materiales, por lo que desmontar el equipo ayuda a aplicar el procedimiento correcto a cada componente. Por ejemplo, los filtros y cartuchos no deben sumergirse en agua, mientras que las máscaras y correas deben limpiarse más a fondo para eliminar la grasa de la piel, la suciedad y los contaminantes que podrían afectar el sellado o la comodidad.
Antes de aplicar cualquier agente de limpieza o desinfectante, es beneficioso realizar un enjuague previo a la limpieza para eliminar cualquier residuo suelto o contaminantes grandes. Este enjuague inicial reduce el riesgo de empujar la suciedad más profundamente en los materiales, lo que podría causar daños o impedir el proceso de limpieza. Un enjuague suave con agua tibia suele ser suficiente para eliminar el polvo, la suciedad y otras partículas visibles. Para los respiradores que han estado expuestos a materiales particularmente peligrosos (por ejemplo, productos químicos o riesgos biológicos), pueden ser necesarias precauciones especiales, como el uso de guantes o equipo de protección personal durante este paso, para evitar la contaminación.
Una vez enjuagado el respirador, se debe limpiar con una solución de detergente suave. Los productos químicos fuertes, abrasivos o solventes pueden degradar los materiales del respirador, especialmente sus superficies de sellado, correas y piezas faciales, que deben conservar su flexibilidad e integridad para un ajuste adecuado. Lo ideal es un detergente formulado específicamente para la limpieza de equipos de protección personal (EPP), ya que eliminará eficazmente los aceites, la suciedad y los contaminantes sin causar daños. Se debe utilizar un cepillo o un paño suave para fregar el equipo suavemente. Se debe prestar especial atención a las áreas que hacen contacto directo con la cara, como la superficie interna de la máscara, el puente nasal y las correas, donde se puede acumular el sudor y la grasa.
Después de limpiar a fondo el respirador, se debe desinfectar utilizando un desinfectante apropiado que sea compatible con los materiales del respirador. El desinfectante debe ser eficaz contra los contaminantes específicos a los que estuvo expuesto el respirador, como bacterias, virus o productos químicos. Lo ideal es un desinfectante de amplio espectro aprobado para su uso en EPP. Por ejemplo, comúnmente se recomiendan desinfectantes a base de alcohol con al menos un 60 % de alcohol para desinfectar los EPR. Aplicar el desinfectante y dejarlo reposar durante el tiempo recomendado ayuda a garantizar que los patógenos se neutralicen eficazmente.
Después de desinfectar el respirador, es fundamental enjuagarlo bien con agua limpia para eliminar cualquier resto de detergente o desinfectante. Cualquier agente de limpieza restante podría causar irritación de la piel durante el uso futuro o potencialmente degradar los materiales con el tiempo. El enjuague garantiza que no queden productos químicos, manteniendo la integridad y seguridad del respirador. El agua utilizada para el enjuague debe estar limpia y libre de contaminantes, idealmente tibia, ya que el agua caliente podría dañar ciertos materiales, como componentes de goma o plástico.
Después de limpiar y enjuagar, el respirador debe secarse adecuadamente. El secado al aire es el método recomendado, ya que previene el crecimiento de moho o bacterias que podrían resultar de métodos de secado inadecuados. El respirador debe colocarse sobre una superficie limpia y seca en un área bien ventilada, lejos de la luz solar directa o fuentes de calor. Las altas temperaturas o la luz solar directa pueden degradar materiales como el caucho, la silicona y los plásticos, provocando fragilidad o deformación. Para acelerar el secado, el respirador se puede limpiar suavemente con un paño limpio, pero no se debe secar con aire caliente, ya que esto puede dañar componentes sensibles como sellos y válvulas.